sábado, 26 de octubre de 2013

El Kindle


No es secreto que existe una relación especial entre el lector común y el libro físico, abrirlo, percibir su olor, pasar por cada una de sus hojas, crea un ambiente particular para la lectura.  En mi caso, no ha sido tan importante abrir un libro nuevo sino más bien he sido amante de los libros que provienen de bibliotecas pues el saber que ese mismo libro había sido tocado por lectores que no conozco, que ellos habían posado sus ojos por las mismas líneas que yo había elegido recorrer y que mucha gente había tenido la misma oportunidad de disfrutar ese libro conmigo me daba una sensación de no estar sola en este viaje sino de que otras mentes me acompañaban en él.

El tiempo ha pasado, ahora como nos ha tocado a muchos, hemos tenido la opción de adecuarnos a la tecnología o apartarnos de ella y permanecer en una situación estática.  Debo decir que yo, al igual que muchos, confundí un texto en PDF con el libro electrónico.  Si bien es cierto, en cuanto a libros técnicos, me fue muy útil pues encontré una facilidad en ubicar los textos o partes que me interesaban descartando rápidamente y sin tener que leer todo el libro las partes que no necesitaba; pero en cuanto a lectura recreativa como son las novelas lo descarté de plano pues adecuarme al formato no me permitió, en ninguno de los casos, disfrutar de la lectura que con tanto deseo había escogido obligándome inmediatamente a ubicar el libro físico.

Hace unos meses cayó un e-reader a mis manos, reconozco que uno algo antiguo, pero tuve la oportunidad de leer en él una novela en formato e-pub, acepto que tuve una sensación especial pues me negué, inicialmente, a reconocer que me agradaba y ello conllevaba a que posiblemente me alejara de aquellos amigos que desde niña tuve: los libros, los únicos que había conocido de pequeña, aquellos hechos de papel; sin embargo, superado ese momento acojo al libro electrónico con aprecio, no porque sustituya al otro sino como su complemento pues con él, los lectores tenemos la oportunidad de adquirir un sin fin de libros que existen en la "nube" y que probablemente sin ella no conoceríamos y no podríamos disfrutar.

No pienso descartar los libros de papel, no pienso alejarlos de mi, pero no tengo miedo a enfrentar la nueva tecnología, a disfrutar el poder llevar miles de libros conmigo sin que pesen y ocupen espacio, de poder leer a media noche sin molestar a mi compañero, lector también empedernido,  prendiendo la luz de la mesa de noche y pienso que debemos adecuarnos, tengamos la edad que tengamos, a estos nuevos tiempos en los que a nosotros también nos toca vivir.

Buenas noches y buenas lecturas para todos.

Sillary Blank

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